Las quemaduras son un riesgo presente en todo hogar; un niño puede quemarse por lavarse con agua demasiado caliente o por derramar una taza de café. En realidad, las quemaduras, en especial las escaldaduras provocadas por agua y líquidos calientes, son uno de los accidentes infantiles más comunes. Los bebés y niños son más vulnerables que los adultos porque son curiosos, pequeños y su piel sensible necesitan más protección |