ES UNA ENFERMEDAD GRAVE, TRATAR INMEDIATAMENTE
La hidrocefalia es la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebrales. Cuando el líquido no puede drenar naturalmente, la acumulación provoca una presión perjudicial para los tejidos cerebrales y un agrandamiento anormal en el tamaño de la cabeza. La persona con este padecimiento necesita de una intervención quirúrgica para poder sobrevivir. La hidrocefalia presenta riesgos para el desarrollo tanto cognoscitivo como físico de la persona. Es importante trabajar con un grupo interdisciplinario para mejorar la calidad de vida del niño. La intervención quirúrgica y las terapias de rehabilitación pueden conducirlo a una vida con pocas limitaciones.
Formas de adquirirla
La hidrocefalia puede ser congénita o adquirida.
La hidrocefalia adquirida se desarrolla en el momento del nacimiento o en un punto después. Este tipo de hidrocefalia puede afectar a las personas de todas las edades y puede ser ocasionado por una lesión, tumor o una enfermedad.
Síntomas
• La capacidad de un niño de tolerar la presión del líquido cerebroespinal difiere de la de un adulto. El cráneo del niño puede expandirse para alojar el aumento del líquido cerebroespinal debido a que las suturas (las juntas fibrosas que conectan los huesos del cráneo) no se han cerrado todavía.
• En la infancia, la indicación más evidente de la hidrocefalia es típicamente el rápido aumento de la circunferencia de la cabeza o un tamaño de la cabeza extraordinariamente grande.
• Otros síntomas pueden incluir vómitos, sueño, irritabilidad, desvío de los ojos hacia abajo (llamado también “puesta de sol”) y convulsiones.
• Niños mayores y adultos pueden experimentar síntomas diferentes debido a que su cráneo no puede expandirse para alojar el aumento del líquido cerebroespinal. En estos casos, los síntomas pueden incluir dolores de cabeza seguidos de vómitos, náuseas, papiledema (hinchazón del disco óptico que es parte del nervio óptico), visión borrosa, diplopía (visión doble), desvío hacia debajo de los ojos, problemas de equilibrio, coordinación deficiente, trastorno en el estilo de caminar, incontinencia urinaria, reducción o pérdida de desarrollo, letargo, somnolencia, irritabilidad u otros cambios en la personalidad o el conocimiento, incluida la pérdida de la memoria.
Tratamiento
El niño con hidrocefalia debe ser hospitalizado para realizarle una intervención quirúrgica. La operación consiste en colocar un tubo que posibilite el drenaje del líquido acumulado. Este catéter, que se sitúa debajo de la piel, desvía el flujo de la cabeza a otra zona del cuerpo donde es absorbido como parte del proceso circulatorio. En algunos casos se requieren drogas y punciones lumbares evacuadoras de líquido cefalorraquídeo para alivianar temporalmente la presión intercraneal hasta ser operado.
Luego de la intervención, el niño deberá ser vigilado periódicamente por el especialista para revisar si hay obstrucciones o infecciones. En ocasiones, el sistema de derivación puede requerir algún tipo de ajuste o incluso sustitución del catéter.
¿Cuándo llamar al médico?
Si un niño con el sistema de derivación levanta fiebre, siente dolor en los músculos del cuello o los hombros o comienza a desarrollar un enrojecimiento o sensibilidad a lo largo del conducto de derivación, entonces deberá dirigirse al centro de salud más cercano
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